jueves, 9 de enero de 2014


Ciudad educadora.

Por: Rafael Sánchez Anillo.

Destitución de Petro desestabiliza la democracia.

A través de los diferentes medios de comunicación se conoció la destitución de Gustavo Petro como Alcalde de la capital del país (segundo cargo más importante después del presidente de la república de Colombia) e inhabilidad por 15 años para ocupar  cargos públicos en Colombia; información que fue dada a conocer por el  procurador general de la nación; destitución fundamentada en la   responsabilidad disciplinaria del Alcalde mayor de  Bogotá de asumir la recolección de la basura y la terminación del contrato con una empresa privada.

Esta decisión ha generado diferentes reacciones desde la misma ciudadanía hasta los líderes políticos del país.  Lo cierto es que esta destitución deja un sinsabor, en cuanto que  es conocido por todos que Gustavo Petro es en representante de los sectores democráticos e izquierda, que milito en un movimiento  insurgente y que posteriormente se reintegró a la vida civil como actor político en donde en varias oportunidades  se destacó como congresista, realizando grandes debates, donde denunciaba situaciones de orden nacional, tales como paramilitarismo, corrupción, mafias del narcotráfico y del estado.

Hoy no queda claro los fundamentos de destitución e inhabilidad por 15 años de Gustavo petro, como alcalde mayor de Bogotá por parte del procurador general de la nación, que de manera diligente y eficaz, saca un fallo de manera acelerada; mientras que en su despacho duermen por varios años  investigaciones de connotación nacional de muchos funcionarios públicos. Lo cierto es que  lo accionado por el alcalde de Bogotá ha sido defender el estado social de derecho, donde  este debe asumir la prestación de los servicios públicos; para revertir sus ganancias en los intereses generales de la comunidad, y no en los bolsillos de los particulares, tal como se viene realizando.

Desde mi punto de vista, estoy seguro que la destitución de Gustavo Petro representa una desestabilización para la democracia colombiana, donde los intereses de los pocos que dirigen nuestro país, no permiten que cualquier persona, que piense o actué de manera diferente a sus intereses, tenga vigencia porque repercute un peligro  para sus intereses; de esta manera, puede ocurrir dos cosas: lo desaparecen físicamente o lo acaban a través de las instituciones o aparatos políticos del estado.  

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Ciudad educadora

Por  Rafael Sánchez Anillo.

 

LA MOVILIDAD EN BARRANQUILLA: UN CAOS INMENSURABLE.

La ciudad de Barranquilla, se encuentra atravesando por una de crisis más profunda en los últimos años, en materia de la movilidad , donde lo común  que viven los ciudadanos son: los Trancones a toda hora, poca inteligencia vial, parque automotor saturado, terminales satélites de transporte, señales de tránsito que muchos irrespetan, policías de tránsito persiguiendo al conductor antes de ser instructor, cero política de prevención a la accidentalidad, el aumento progresivo de cámaras de control de velocidad, ocupación del espacio público-peatonal, peatones que atraviesan las calles por donde se les ocurre… y todo esto ocurre al frente de las autoridades sin que nadie se responsabilice de la situación.

A pesar de las campañas y los planes que la Secretaría de Movilidad ha puesto en marcha en el último año, los resultados no han cambiado mucho.  La situación continúa y también los embotellamientos de un tráfico que termina siendo en ocasiones un total caos para la movilidad de la ciudad. Todas estas circunstancias tienen su efecto negativo en el detrimento de la calidad de vida de los ciudadanos, quienes utilizan mayor tiempo para trasladarse a sus sitios laborales, estudios u otros.

Todas estas premisas nos conducen  afirmar que en barranquilla hace falta un verdadero plan maestro de movilidad, con un gerente que tenga visión de ciudad metrópoli, donde la planificación y la organización de la movilidad de la ciudad tenga una carta de navegación definida y no planes improvisados y de poca visión, la cual tiene a la ciudad en completo caos.

Coincido con algunos expertos de movilidad de la ciudad, quienes proponen algunas posibles políticas públicas para mejorarla: “Barranquilla tiene el reto de consolidar una movilidad eficiente, sostenible e incluyente, fundamentada en el ser humano y no en el automóvil. Enfrentar apropiadamente y con decisión los efectos negativos relacionados con el transporte (congestión, contaminación, accidentalidad y ruido) serán decisivos en la calidad de vida de los barranquilleros y en la competitividad de la ciudad. Este propósito implica proyectar una Red Integrada de Transporte Público Metropolitana de alta calidad. Ampliar la cobertura de Transmetro y su integración con los servicios de transporte urbano complementarios debe ser una prioridad de la ciudad. Es igualmente relevante avanzar en la recuperación del espacio público destinado para los peatones y disponer de facilidades para ciclistas. Las inversiones en infraestructura vial deben apuntar a consolidar la red arterial y colectora, buscando coherencia entre la geometría de las vías y la función que desempeñan dentro del sistema. También es necesario definir políticas de uso de suelo compatibles con criterios de sostenibilidad, logrando adecuados niveles de densidad residencial y creación de subcentros urbanos”.

Espero que la alcaldesa de Barranquilla tome las correcciones y decisiones en bien de la calidad de vida de los ciudadanos que administra, tal como se comprometió en su programa de gobierno, ya que han  paso 2 años administrando y el caos  de la movilidad , es cada día más inmensurable y rechazado por los ciudadanos en general.

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