LA
EDUCACIÓN EN BRASIL.
Por Rafael Sánchez Anillo
Brasil con una población aproximada de 192 millones de
habitantes, es el quinto país más poblado del
mundo y
es una república federal conformada
por la unión de 26 estados federados y por el Distrito Federal, divididos en 5.564 municipios. Desde finales del siglo pasado,
la economía brasileña se ha mantenido en un constante crecimiento que lo ha
llevado a convertirse en una potencia regional y una de las veinte economías más grandes del mundo, aunque su
crecimiento mantiene el reto de superar los elementos meramente cuantitativos,
superando la gran desigualdad de ingreso, una renta per cápita por
debajo de la media mundial y el puesto 84 en el Índice de Desarrollo Humano, inferior al de muchos de los
países de la región.
La Constitución Federal y la Ley
de Directrices y Bases de la Educación Nacional (LDB) determinan que el
gobierno federal, los estados o Distrito Federal y los municipios deben
gestionar y organizar sus respectivos sistemas de enseñanza. Cada uno de estos
sistemas de educación pública es responsable de su propia manutención, que
genere fondos, o bien, los mecanismos y fuentes de recursos financieros. La
nueva constitución reserva el 25% del presupuesto del Estado y 18% de los
impuestos federales y tasas municipales para la educación.
En Brasil el 10% de la población
es analfabeta y el 44% de los jóvenes de 19 años terminan la secundaria, y solo
el 12% va a la universidad. Las universidades estatales en Brasil son gratuitas
y muy exigentes a la hora de admitir a sus estudiantes más difíciles que las
privadas. Ocupa el puesto 53 entre 57
países en el examen PISA. En este país latinoamericano, se ha creado una
concurrencia de voluntades del sector público y privado en donde todos están
involucrados en mejorar la educación; por tanto, se ha creado una alianza
llamada “Todos por la Educación”, liderada por empresarios,
con participación del sector público, que ha decidido que la educación es demasiado importante. Este
movimiento se fundó en septiembre de 2006, donde contrataron a un experto de
Harvard para que les ayudara a estudiar el problema, y luego salieron a
hablarlo con todo el mundo. Al poco tiempo tenían 70 empresas privadas
colaborando. De esta forma se
propusieron cinco objetivos para
ser logrados en 2022: 1. Que todos los niños de cuatro a 17 años estén
en la escuela. 2. Que todo niño de 8 años sepa leer y escribir. 3. Que todo
alumno aprenda lo que sea apropiado para su edad, según estándares
internacionales como el examen PISA. 4. Que todos los alumnos terminen la
enseñanza básica y media. 5. Que la inversión en educación básica sea
garantizada por el estado.
La sociedad y autoridades en
general se han movilizado para fijar metas educativas, monitorearlas y dar a
conocer los resultados de las pruebas de desempeño de cada escuela del país.
Lula da Silva vaticinó que su país podría convertirse en la tercera potencia
económica mundial, y era necesario “mejorar definitivamente la calidad de la
Enseñanza”, y para su fin trabajo el eslogan durante su gobierno: “lo que le
debe importar a Brasil en el siglo XXI,
es exportar conocimiento e inteligencia”.
Así, se destaca como este país, está
por delante de los países latinoamericanos en ciencia y tecnología, gracias a
que tiene centros de educación superior que producen la mayor cantidad de
doctorados y publicaciones científicas de Latinoamérica. Sin embargo, la
educación primaria y secundaria está muy por debajo de la media mundial.
Por otro lado, se exalta
como la gigantesca empresa aeroespacial
brasileña EMBRAER se ha convertido en
líder mundial en la producción de aviones medianos, actualmente tiene 17 mil
empleados y ventas de unos 3 mil 800 millones de dólares anuales; esta empresa
estatal, que generaba pérdidas millonarias en dólares y endeudamiento al estado.
Por otro lado, se destaca que es un país pionero mundial en el uso del etanol
como sustituto de la gasolina.
En Brasil, las familias pobres
con hijos de seis a 15 años que asisten regularmente a la escuela reciben un
subsidio de 12 dólares por mes por niño, hasta un máximo de tres niños, lo que
puede significar un ingreso adicional de hasta 36 dólares mensuales por
familia, sin embargo, este programa ha sido cuestionado, por la falta de
un monitoreo eficaz.
Aunque se ha avanzado en Brasil
en la concientización de hacer “la
educación un compromiso de todos”, con la participación propositiva de la
empresa privada, los problemas educativos en Brasil son enormes y más complejos
que en algunos de sus países vecinos por la enorme descentralización de su
sistema educativo.
Cualquier aporte o crítica,
enviar a: rsanillo@hotmail.com
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