domingo, 29 de julio de 2012


 LA EDUCACIÓN EN BRASIL.
Por Rafael Sánchez Anillo

Brasil con una población  aproximada de 192 millones de habitantes, es el quinto país más poblado del mundo  y  es una república federal conformada por la unión de 26 estados federados y por el Distrito Federal, divididos en 5.564 municipios. Desde finales del siglo pasado, la economía brasileña se ha mantenido en un constante crecimiento que lo ha llevado a convertirse en una potencia regional y una de las veinte economías más grandes del mundo, aunque su crecimiento mantiene el reto de superar los elementos meramente cuantitativos, superando la gran desigualdad de ingreso, una renta per cápita por debajo de la media mundial y el puesto 84 en el Índice de Desarrollo Humano, inferior al de muchos de los países de la región.
La Constitución Federal y la Ley de Directrices y Bases de la Educación Nacional (LDB) determinan que el gobierno federal, los estados o Distrito Federal y los municipios deben gestionar y organizar sus respectivos sistemas de enseñanza. Cada uno de estos sistemas de educación pública es responsable de su propia manutención, que genere fondos, o bien, los mecanismos y fuentes de recursos financieros. La nueva constitución reserva el 25% del presupuesto del Estado y 18% de los impuestos federales y tasas municipales para la educación.
En Brasil el 10% de la población es analfabeta y el 44% de los jóvenes de 19 años terminan la secundaria, y solo el 12% va a la universidad. Las universidades estatales en Brasil son gratuitas y muy exigentes a la hora de admitir a sus estudiantes más difíciles que las privadas. Ocupa el puesto 53  entre 57 países en el examen PISA. En este país latinoamericano, se ha creado una concurrencia de voluntades del sector público y privado en donde todos están involucrados en mejorar la educación; por tanto, se ha creado una alianza llamada “Todos por la Educación”, liderada por empresarios, con participación del sector público, que ha decidido que la educación es demasiado importante. Este movimiento se fundó en septiembre de 2006, donde contrataron a un experto de Harvard para que les ayudara a estudiar el problema, y luego salieron a hablarlo con todo el mundo. Al poco tiempo tenían 70 empresas privadas colaborando. De esta forma  se propusieron cinco objetivos para ser logrados en 2022: 1.  Que todos los niños de cuatro a 17 años estén en la escuela. 2. Que todo niño de 8 años sepa leer y escribir. 3. Que todo alumno aprenda lo que sea apropiado para su edad, según estándares internacionales como el examen PISA. 4. Que todos los alumnos terminen la enseñanza básica y media. 5. Que la inversión en educación básica sea garantizada por el estado.
La sociedad y autoridades en general se han movilizado para fijar metas educativas, monitorearlas y dar a conocer los resultados de las pruebas de desempeño de cada escuela del país. Lula da Silva vaticinó que su país podría convertirse en la tercera potencia económica mundial, y era necesario “mejorar definitivamente la calidad de la Enseñanza”, y para su fin trabajo el eslogan durante su gobierno: “lo que le debe importar a Brasil  en el siglo XXI, es exportar conocimiento e inteligencia”.
Así, se destaca como este país, está por delante de los países latinoamericanos en ciencia y tecnología, gracias a que tiene centros de educación superior que producen la mayor cantidad de doctorados y publicaciones científicas de Latinoamérica. Sin embargo, la educación primaria y secundaria está muy por debajo de la media mundial.
Por otro lado, se exalta como  la gigantesca empresa aeroespacial brasileña EMBRAER  se ha convertido en líder mundial en la producción de aviones medianos, actualmente tiene 17 mil empleados y ventas de unos 3 mil 800 millones de dólares anuales; esta empresa estatal, que generaba pérdidas millonarias en dólares y endeudamiento al estado. Por otro lado, se destaca que es un país pionero mundial en el uso del etanol como sustituto de la gasolina.
En Brasil, las familias pobres con hijos de seis a 15 años que asisten regularmente a la escuela reciben un subsidio de 12 dólares por mes por niño, hasta un máximo de tres niños, lo que puede significar un ingreso adicional de hasta 36 dólares mensuales por familia, sin embargo, este programa ha sido cuestionado, por la falta de un  monitoreo eficaz.





Aunque se ha avanzado en Brasil en la concientización de hacer “la educación un compromiso de todos”, con la participación propositiva de la empresa privada, los problemas educativos en Brasil son enormes y más complejos que en algunos de sus países vecinos por la enorme descentralización de su sistema educativo.
Cualquier aporte o crítica, enviar a: rsanillo@hotmail.com

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